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Este libro reúne tres enfoques antroposóficos sobre la vida del maestro Mani, las vicisitudes de la doctrina maniquea sobre el Bien y el Mal a lo largo de la historia y su creciente actualidad.
Rudolf Steiner habla de Mani y del maniqueísmo en muchas de sus conferencias y, además de considerarlo como una doctrina espiritual cristiana aún más importante que la de los rosacruces, nos dice que a partir del siglo XX su misión, relacionada con la redención del Mal, vuelve a ser actual y cada vez más necesario para la humanidad.
Gérard Klockenbring nos descubre que Mani ha sido considerado hereje por todas las religiones precisamente porque es uno de los más grandes personajes de la humanidad y su luz no era fácilmente soportable.
Albert Steffen nos da muchos datos sobre la vida de Mani que más tarde los hallazgos arqueológicos de manuscritos maniqueos originales se encargaron de confirmar. Mani vivió en el siglo III después de Cristo en el Asia Menor y fundó un movimiento espiritual que, aunque al principio constituía una pequeña secta, acabó convirtiéndose en una poderosa corriente en la historia. En la Edad Media, los bogomiles, los albigenses, los valdenses, los cátaros y en parte también los templarios son la continuación de la corriente maniquea.